China: economía va hacia un aterrizaje forzoso
Desde la crisis financiera de 2008, el gigante asiático se ha vuelto cada vez más dependiente del crédito para mantener la rápida expansión.
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The Economist Intelligence Unit pronostica que el crecimiento económico de China se ralentizará desde 6% en 2017 a 4,2% en 2018, una desaceleración que será ampliamente percibida como un aterrizaje forzoso. Este sombrío pronóstico refleja nuestra visión de que la actual dependencia de un crecimiento impulsado por el crédito probará ser insostenible y que un reajuste doloroso llegará más temprano que tarde.
Desde la crisis financiera de 2008-2009, la economía china se ha vuelto cada vez más dependiente del crédito para mantener la rápida expansión. Hay diferentes medidas para hacerle seguimiento al crecimiento del préstamo, pero nuestra preferida, el balance de crédito interno del Fondo Monetario Internacional, creció un alarmante 23,4% en 2015, y se espera que aumente más, un 20,5% en 2016. Estas tasas de crecimiento fenomenales se han publicado incluso cuando el crecimiento del Producto Interno Bruto nominal ha caído por debajo de 8%.
Préstamos por doquier, excepto cuando se necesita
Si este crédito estuviese canalizado hacia inversiones productivas, habría menos razones de preocupación. Sin embargo, hay evidencia de que el préstamo está más bien dirigiéndose a partes menos productivas de la economía. Estudios han encontrado, consistentemente, que el sector privado es mucho más productivo y eficiente que el sector estatal en China, pero la inversión en activos fijos del sector privado se ha desacelerado continuamente desde 2013. En 2016, se ha estancado, expandiéndose justo a 2,1% anual en el período enero-agosto.
En contraste, en el mismo tiempo las inversiones de firmas propiedad del Estado y aquellas con participaciones estatales aumentaron un 21,4%. La liberación de crédito a la economía este año pareciera que estuviese usándose para respaldar la compra frenética de propiedades y para ayudar a las empresas a hacer frente al repago de deudas.
La economía en desaceleración y el aumento de los préstamos no son usualmente indicadores cómodos para la estabilidad del sector bancario, y existen signos crecientes de estrés en el sistema financiero de China.
Ajuste de cuentas
No esperamos que ocurra un ajuste de cuentas en 2017, aunque el final de la recuperación del mercado inmobiliario visto en 2016 causará mayor estrés en el sector financiero. El gobierno todavía tendrá un margen de maniobra para continuar con sus actuales políticas, entre otras cosas porque los bancos se han animado a desechar malas deudas, implementar intercambios de deudas por capital con prestamistas corporativos problemáticos, y recaudar fondos para la recapitalización.
Un reporte emitido por el banco suizo UBS en agosto argumentó que los bancos chinos habían movilizado 1.800 billones de yuanes
(US$ 273 mil millones) de préstamos de dudosa recuperación de sus balances y recaudaron 620.000 millones de yuanes (US$ 94.000 millones) en nuevo capital entre 2013 y 2015, aunque, de forma preocupante, esto parece haber tenido poco impacto en sus acciones reportadas de préstamos en situación de riesgo.
Prioridad política
Factores políticos también hacen que un ajuste de cuentas sea improbable en 2017. El gobernante Partido Comunista de China llevará a cabo su Congreso Nacional quinquenal entre octubre y noviembre de 2017, en el que la organización hará cambios personales de amplio alcance, particularmente en sus instituciones más poderosas: el Comité Central, el Politburó y el Comité Permanente del Politburó. El gobierno probablemente hará todo en su poder para asegurar que la carrera al Congreso sea suave, lo que incluye mantener rápido crecimiento económico con el fin de reforzar la estabilidad social.
Esperamos que el gobierno cambie la estrategia en 2018. Para fines de 2017, pronosticamos que el stock de crédito como porcentaje del PIB se acercará a 230%, por encima de un 120% en 2008. (Este camino coincide más o menos al de España entre 2000 y 2008, cuando su crédito como porcentaje del PIB aumentó desde 112% a 223%).
Nuestro pronóstico base es que el presidente, Xi Jinping, logrará promocionar a sus aliados a posiciones clave en el Congreso en 2017, y que esto le dará el respaldo necesario para adoptar políticas monetarias más ajustadas y dolorosas. Esta aproximación fue señalada a principios de año en el medio estatal cuando una “figura con autoridad”, ampliamente vista como cercana a Xi, advirtió del riesgo de una crisis financiera si los niveles de apalancamiento en la economía no fueran puestos bajo control.
Esperamos que el banco central de China eleve sus tasas de interés a partir del cuarto trimestre de 2017, empezando con un ciclo de ajustes que se extenderá hasta principios de 2019. Políticas económicas más ajustadas reducirán el ritmo de crecimiento en el consumo privado y la inversión, con el desarrollo de la propiedad siendo especialmente afectado.
Podría ser peor
En contra de este tipo de panorama, el crecimiento económico de 4,2% en 2018 representa un escenario relativamente benigno. El estallido de las burbujas de crédito en otras partes ha sido usualmente asociado con desaceleraciones más agudas. Sin embargo, la profunda integración del Estado con el sistema bancario chino debería permitirle resolver las tensiones en el sistema financiero relativamente sin problemas. El gobierno también estará capacitado para liberar las políticas fiscales para compensar los efectos de las condiciones de crédito más estrictas.
La fuerte desaceleración del crecimiento en 2018 será una mala noticia tanto para China como para el mundo, especialmente dada la ausencia de motores alternativos para una expansión económica global. Exportadores de commodities como acero, mineral de hierro, cobre, petróleo y carbón serán afectados negativamente. También lo serán las firmas, como los fabricantes mundiales de autos, cuyas ganancias se han hecho más dependientes de las ventas chinas. Sin embargo, sectores orientados al consumo probablemente se sostendrán mejor que aquellos orientados hacia la industria pesada y la propiedad.
Es probable que el ajuste a un ritmo más lento de crecimiento en China sea doloroso para muchos. Tanto las compañías como autoridades gubernamentales deberán ajustar estrategias para tomar en cuenta del nuevo clima económico. Sin embargo, condiciones más difíciles deberían ayudar a aventar el exceso de capacidad y reducir las distorsiones que se han acumulado en la economía; es mejor una modesta desaceleración en 2018 que una recesión desestabilizada luego.